jueves, 17 de diciembre de 2009

mit prototipo de bicicleta electrica,http://tecnomagazine.ne



Un laboratorio del MIT (Massachusetts Institute of Technology) ha desarrollado una bicicleta motorizada especialmente para personas de avanzada edad para andar en los alrededores de Copenhague (Dinamarca). Actualmente, el 37% de los habitantes usan bicicletas para trabajar o ir a la escuela, pero la ciudad quiere que al menos un 50% use bicicleta para el año 2015.

El nuevo diseño de MIT, la Copenhagen Wheel, es nada más que una bicicleta que cuenta con un pequeño motor y es capaz de dar a los usuarios caballos de fuerza extra para subir colinas o viajar largas distancias. La bici se recarga cuando se pedalea o cuando se frena y está libre de emisiones. En adición, en el manillar se muestran datos tales como la condiciones de humo o niebla, la congestión del tráfico entre otras cosas e incluso cuenta con un radio GPS.

Los chicos de MIT están hablando con varias compañías interesadas en la producción de las Copenhagen Wheel, y se estima que su precio será de unos $500 dólares.


http://www.neoteo.com/bicicleta-2-0-la-rueda-cinetica-del-mit.neo

Mismo artículo ampliado

Investigadores del Senseable City Laboratory, del MIT, han diseñado una rueda de bicicleta que es capaz de almacenar la energía cinética liberada cuando el ciclista frena y “devolverla” en forma de empuje extra cuando quiere ganar velocidad o subir una cuesta. Se trata de un gran aporte, aunque todavía es bastante pronto para saber si será adoptada masivamente por los ciclistas. Durante siglos, las bicicletas han sido elegidas por su simplicidad, no por sus accesorios y silbatos.

Para Carlo Ratti, director del laboratorio, gracias a este invento “andar en bicicleta puede ser aún más eficaz que lo que era.” El científico cree que está poniendo a punto algo que podría llamarse “Bicicleta 2.0”. El corazón del sistema es, como dijimos, la rueda. Esta utiliza un sistema de recuperación de energía cinética muy similar al utilizado en los vehículos híbridos, como el Toyota Prius. Se trata de aprovechar energía que de otra manera sería desperdiciada en forma de calor (generalmente, disipado en las piezas de los frenos). La rueda de Copenhague guarda esa energía en una batería que se encuentra dentro del eje de la rueda trasera.

El dispositivo, pintado de un rojo brillante, fue presentado en público en la ciudad de Copenhague. Puede adaptarse a la rueda trasera de cualquier bicicleta y contiene además de las baterías una serie de sensores que seguramente harán las delicias de cualquier ciclista geek. Un sistema GPS se encarga de mantener todo el tiempo un registro de la posición de la bicicleta y las rutas recorridas, mientras que otros sensores analizan la calidad del aire, cuentan los kilómetros recorridos o reciben informes sobre el tránsito. Toda esa información es transmitida desde la rueda de Copenhague vía Bluetooth a un smartphone, y puede ser compartida con otros ciclistas.

Christine Outram, investigador principal del proyecto, dice que el objetivo de su laboratorio es hacer de su sistema algo atractivo, que no tenga los problemas de otras bicicletas eléctricas. En general, los “kits” que permiten transformar una bicicleta normal en una eléctrica son pesados, difíciles de instalar y, por supuesto, no poseen la diversidad de sensores que contiene la rueda de Copenhague. “Es una tecnología que puede acercar la bicicleta a más cantidad de gente”, dice.

El sistema puede adaptarse a la rueda trasera de cualquier bicicleta.

Jens Martin Skibsted, un diseñador danés que posee la fábrica de bicicletas Biomega y la empresa de diseño Kibisi, dice que “este es un período de cambio en el mundo del diseño de bicicletas”. Skibsted cree que en los próximos años varios diseños similares aparecerán en el mercado, ya que la población urbana está buscando alternativas para utilizar menos sus coches. En estos periodos de cambio, dice, Jens, “difícilmente el modelo adoptado sea el más funcional, sino aquel que pueda convertirse en una parte inherente de nuestra cultura. La rueda del MIT se ve bien”, continúa. “Pero es pronto para decir si va a convertirse en algo popular o no.

Sin dudas se trata de un concepto interesante. Sobre todo por la facilidad de instalación -no hay que “cablear” la bicicleta ni hacer grandes reformas- y por su relativo bajo costo. En un mundo cada vez más contaminado, aprovechar la energía que se desperdicia al pasear en bicicleta es una buena idea. En muchos casos, la rueda de Copenhague puede incluso reemplazar a un ciclomotor, por lo que de forma directa estaría además reduciendo la emisión de gases de efecto invernadero. Todos los ítems “extra” como el GPS o la conexión Bluetooth también podrían ayudar a su adopción. Solo el tiempo dirá si el MIT ha reinventado la rueda.